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Biznaga nos pertenece a ti y a mi

Hay veces que por el hecho de vivir en ciudades pequeñas uno tiene la sensación de que jamás podrá ver a los grandes grupos alternativos del momento. No, esas bandas están reservadas para festivales, salas gigantescas o giras en las que se pasa por las cinco o seis ciudades más importantes del Estado. Pues bien, el sábado 17 de diciembre Mayday Lleida demostraron que esto no es así, ya que gracias a ellos pudimos ver a uno de los mejores grupos alternativos del momento.

Biznaga editó su primera maqueta hará diez años y desde entonces se ha coronado en la cima de la música alternativa del país con cuatro álbumes excelentes, que han seducido y enamorado a veteranos de la escena musical y marcado a las nuevas generaciones, para las cuales las canciones de Biznaga son ya himnos de su juventud. Gustan tanto a la gente del mundo indie como a puristas del punk, ya que saben aunar a la perfección ambos estilos, todo conjugado con unas letras elaboradas, con múltiples matices: algunas más líricas y nostálgicas, otras claramente reivindicativas, otras satíricas y mordaces o un combinado de varios de estos elementos. Si a esto le sumamos un sonido contundente y unas guitarras a lo Clash tenemos un grupo demoledor que con su actitud puede arrasar cualquier escenario.

El tercer vértice en este triángulo formado por Mayday Lleida y Biznaga fue el Cafè del Teatre, escenario de lo que sin lugar a dudas estaba predestinado a ser una noche inolvidable. Empezaron de forma más tranquila con Una Historia de fantasmas, alargando el inicio con una parte instrumental para ir poniendo al numeroso público a tono, preparándolo para lo que había de venir, ya que después descargaron la artillería pesada con 2K20 y Contra Mi Generación, temas principales de los álbumes Gran Pantalla y Bremen No Existe, respectivamente. Éste último, aparecido este año, es el que venían a presentar, por lo que la calidad del repertorio estaba asegurada: no tiene ni un solo tema que sobre. No hace falta decir que estas dos últimas canciones provocaron que las filas de delante se encendieran y no decayeran a lo largo de todo el concierto.

Continuaron con Motores de Búsqueda Avanzada, de Gran Pantalla, para volver a Bremen No Existe, con Espíritu del 92 y Domingo Especialmente Triste, temas con un magnífico estribillo que pudo ser coreado por el público. Tras ello, hicieron una incursión a sus primeros álbumes, concretamente a la acelerada Héroes del No, de Sentido del Espectáculo, y Máquinas Blandas, de Centro Dramático Nacional, uno de los temas más memorables de sus inicios. Después de ello felicitaron a Carina, fotógrafa de ipop, que, como en tantos conciertos, no podía fallar esa noche y subió al escenario armada con su cámara.

Siguieron con La Escuela Nocturna, otra de las canciones nuevas que no podían faltar, y No-lugar, haciendo referencia a la realidad que viven en Madrid y tantas otras ciudades. Al acabar con éste, preguntaron al público dónde estaban hace diez años…ellos estaban en las plazas dijeron y se lanzaron luego a tocar Cómo escribimos adalides de la nada, en uno de los temas en los que el grupo deja ver su faceta más combativa. Continuaron con Líneas de sombra, canción que abre su nuevo álbum, y Mediocridad y Confort, que hacía lo propio con Sentido del Espectáculo, que es a la vez uno de sus temas más punk rockers. Evidentemente eso dejó al público encarrilado hacia el final del concierto, que se venía acercando peligrosamente.

Tras Adalides de la nada, tema insignia de sus primeros tiempos, parecía que iban a acabar, pero no se podían ir sin antes tocar Madrid Nos Pertenece, que está llamada a ser uno de los grandes himnos de la banda, una reivindicación de la ciudad como lugar de los vecinos frente a la ciudad neoliberal. Y cerraron con esa temática urbana, pero no con un llamamiento a la lucha por el espacio, sino con un canto a la decadencia de la urbe. Una Ciudad Cualquiera es quizás el tema más conocido del grupo y, por ello fue cantado por el público, con pogo en las primeras filas, como tenía que ser.

Parafraseándoles, Biznaga nos pertenece a ti y a mí, porque han sabido poner una música, a base de ritmos de punkrock, postpunk y pop, a la historia reciente y los sentimientos de parte de población: las promesas incumplidas en los noventa y principios de los dos mil, los futuros robados, la rebelión a inicios de la década pasada, la destrucción neoliberal de nuestros espacios, la incertidumbre digital, la despersonalización, la descomposición social… Por la rabiosa actualidad de sus canciones y por su intensa actividad como banda (y que dure), Biznaga es uno de los grupos del momento que más nos han marcado y noches como las del sábado quedarán grabadas a fuego en la memoria.

crónica by @acratacappont – @fuegobaile
photos by Oriol Cárceles – @piratallucifer

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