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Camellos con arroz, arroz con Camellos

Dentro del espectro musical del mal nombrado indie, no podemos engañar a nadie si el que firma este artículo se declara fan de guitarras tangentes al punk y mordaces letras, sarcásticas e irónicas. Fan declarado también de los conciertos en pequeñas salas, donde conjugan perfectamente música y emoción.
Así pues, declarado el juego – como si de una partida de cartas se tratara -, ayer todo se alineaba en la Lata de Bombillas de Zaragoza para disfrutar de Camellos, banda que seguimos desde su irrupción en el panorama musical allá por el 2017 con un primer single «Siempre Saludaba» (2017), que ya nos anticipaba el genoma de Camellos: una clara actitud punk, junto a melodías pop-punk y letras viscerales que relatan el patetismo de la sociedad moderna.

Y en apenas hora y media, Frankie Ríos a la guitarra y voces, junto a Fernando Naval a la guitarra y voces, Tommy Dewolfe al bajo y Jorge Betrán a la batería, pusieron patas arriba la sala con más encanto de Zaragoza (según nuestro humilde y denostado criterio), presentando su nuevo trabajo «Manual de Estilo» (Limbo Starr, 2022). Arrancaron con Ejecutivo Estresado de su primer álbum, para continuar con Peligrosamente – de su nuevo trabajo – que prematuramente incendió la pista de baile de la Lata de Bombillas. Divorcio y la coreadísima Mazo – el mejor agua del mundo – eran el anticipo a otro de los nuevos trallazos de la banda: Compañera de Piso, que se entrelazó sin pausa con Pesadilla en el Hotel. Cambios de Humor, el tema en que Josele Santiago de Los Enemigos colabora e imprime su sello, acercaba el concierto al rock sin perder ápice de mordacidad y dejando preparado todo para un catártico Siempre Saludaba, situado en el ecuador del setlist.

El concierto prosiguió con Planeta Caballo y Blessed – ambas del nuevo trabajo – para encadenar Gilipollas y la modernización del amor inter clase que es Tentaciones. La apoteósica recta final llegó: Adicciones y Arroz con Cosas (nos encanta, chicos) que acabó de saciar el hambre de pogo del respetable presente. Becaria, Cafe para Muy Cafeteros y Que Sobrabas ponían el punto final al coreado concierto. El concierto tuvo de todo: cánticos futboleros – nos faltó Gol -, saltos al público, peluches de camellos con medias, estribillos coreados hasta quedarse sin aliento mostrando enorme comunión entre el grupo y un público rendido a los pies de quienes acabaron el concierto con los solicitados Telmo y Luis y Horrorlandia.

Un concierto que dejó claro que los Oscenses – aunque residentes en Madrid – Camellos son sinceros, directos, urgentes y cercanos: los cronistas 2.0 de todo aquello que seguro que forma parte – de forma oculta, o no – de nuestro pusilánime día a día, y que encapsulan junto a ritmos desenfrenados.

crónica by @poplaroidfm
photos by Oriol Cárceles – @piratallucifer

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