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Música a orillas del Mediterráneo

El domingo 13 de noviembre servía como cierre del Ponent Roots, tras cuatro días -nada más y nada menos- de festival, con un concierto de Yacine Belahcene en el Espai Orfeó. Este cantante, de origen argelino y catalán, ya estuvo al frente de The Oriental Groove y con este nuevo proyecto, que firma en solitario con su propio nombre, publicó un álbum hace dos años, que, como él mismo explicó, se acabó de grabar pocos días antes del confinamiento. Ahora se halla, pues, presentando su trabajo, porque la pandemia no le dejó hacerlo en su momento. En Idurar, el nombre que lleva el álbum, se pueden encontrar música del Mediterráneo, uniendo esa dualidad de orígenes, Argelia y Catalunya, y mezclando lenguas a lo largo del concierto.

Así, la música de Idurar es la que vino a presentar Belahcene al Orfeó, acompañado de los músicos que han grabado el álbum: Fletcher Ventura a la guitarra y Massinissa Aït-Ahmed al bajo. Faltaba, sin embargo, el batería, que estaba en Berlín, como explicó el mismo Belahcene. Ya desde el inicio supimos que era una propuesta música original y diferente, que nos abre las puertas a nuevos mundos e historias desconocidas: al poco tiempo de empezar nos habló de una canción, que en amazigh se llama Montaña, que va dedicada a las revueltas que tuvieron lugar en Argelia en 2019 y que por intereses internacionales han sido silenciadas.

Después pasó a felicitar al Ponent Roots y cantó un tema sobre el exilio. Justamente uno de los lemas del Ponent Roots es Arrels, cultura i lluita (Raíces, cultura y lucha) y no se nos ocurre uno mejor que lo que se vive ese fin de semana: tanto Lahoz el jueves, como Skatalà el viernes y el domingo Belahcene cantan a la dignidad, la revuelta, contra el racismo… mezclándolo su mensaje con la música, dando a la cultura un contenido diferente y alternativo, y a la vez, empleando un sonido de raíces, de raíces negras, en el caso de los conciertos skatalíticos del viernes, de la emigración andaluza, como hace Lahoz, y de Argelia, en el caso de Belahcene. De hecho, justo en el concierto del año anterior en el mismo Orfeó, la cantante Memi Sillah también hizo un alegato de la defensa de las raíces.

No obstante, uno ha de mirar sus raíces, pero abrirse para avanzar. Así, Belahcene siguió con una canción sobre abrir puertas, darse a conocer al resto y construir vínculos. Continuó explicando una anécdota íntima con un buen amigo suyo, Fermín Muguruza,  un divertido –pero problemático- episodio que vivieron en la frontera entre Jordania y Siria. Belahcene había colaborado, con el mismo Fletcher y Aït-Ahmed, en la primera película de Black Is Beltza, con un tema dedicado a la cantante argelina Cheicka Remitti, tema que fue interpretado a continuación. Tras un amago de abandonar el escenario y acabar la actuación, Belahcene y los dos músicos volvieron para interpretar tres canciones: una sobre los que ya no están y dos más, además de acordarse también de la Cafeteria Slàvia de Borges. Durante una hora y media, Belahcene lo dio todo sobre el escenario, cantando, bailando y saltando, mientras animaba al público, que, al final, se levantó para bailar y dar un merecido cierre al undécimo Ponent Roots.

crónica @acratacappont – @fuegobaile
photos Oscar Moix – @_oscarmoix

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