La Historia nos dice que Barcelona, desde las épocas más remotas, siempre ha ido a la vanguardia del progreso. Gracias a una ubicación privilegiada y a su atávica vocación abierta y cosmopolita, a lo largo de los siglos sus calles han sido testimonio de innumerables acontecimientos socioculturales de primera categoría. Uno de estos fenómenos, mitificado por unos pocos y olvidado por la mayoría, fue lo que creo que podría muy bien llamarse Barcelona Underground, una explosión artística que tuvo lugar una vez finalizada la dictadura franquista, cuando la juventud más inquieta de la época abrazó todas las nuevas tendencias que la libertad recuperada trajo consigo. Constituyó éste el enésimo estallido creativo que alumbraba la urbe anteriormente apodada como La rosa de foc.
Esta Barcelona underground (casi siempre al margen de la corriente oficial) estaba poblada por un sinfín de jóvenes escritores, poetas, periodistas, cineastas, pintores, dibujantes de cómic, diseñadores, fotógrafos y, por supuesto, músicos. En aquel momento efervescente, la rebeldía implícita en la cultura pop en general y en el rock en particular ganó en la Ciudad Condal centenares de adeptos para su causa. Prácticamente de la noche a la mañana empezaron a aparecer decenas de grupos que, con mayor o menor suerte, remozaron el panorama musical del momento. Entre aquellos se contaban Killwatts, Brighton 64, Nervios Rotos, Wom! A2, The Loads, Los Novios… Y Kamenbert, excelente banda mod de culto, activa de 1981 a 1987.

Pero, ya en 2011, Manuel Crespo, Dani Prenafeta y Joan Llovera (los que fueran antiguos miembros de dicha banda mod de culto y de otras anteriormente citadas) hicieron borrón y cuenta nueva para fundar Los 4Señores. Como el propio Crespo nos indicó: “Kamenbert se separó en el 87. No queremos recuperar aquel material. Decidimos adentrarnos en el R&B y el rock”. Y a esto es justamente lo que se dedican en la actualidad, como así demostraron perfectamente en su primer concierto en Lleida, concretamente en el Cafè del Teatre.



El guitarrista Dani Prenafeta, el bajista Joan Llovera, el frontman Manolo Crespo y el batería Juan Luzzatti (antiguo componente de The Loads) -como reciente y flamante nueva incorporación al proyecto- presentaron en directo su segundo disco “De Tuset a las Ramblas”(Family Spree, 2021), producido por el prolífico Mike Mariconda y del que tocaron ocho canciones de las once que contiene. Las seleccionadas fueron “Gente normal”, “Tarde otoñal”, “Contra Manuel Crespo”, “Tus delicias”, “Puedo perdonar” (con un evocador entorno playero), “Sonó aquella canción”, la versión de “Bebiendo y bailando” de sus contemporáneos madrileños Mermelada y “Volverás” como intenso final de actuación. Estas canciones se podrían definir como directas, honestas, de puro rock’n’roll, con letras francas y cercanas, que relatan situaciones de la cotidianidad urbana actual: relaciones de pareja, problemas domésticos, jaleos en el curro, la vida nocturna… Se sirven asimismo de un gran número de alusiones a elementos del todo familiares para sus semejantes: los hipsters, el postureo, los selfis, Viva la vulva, Moderna de pueblo, Breaking Bad, Netflix, El País, una expo de Toulouse-Lautrec, el Pijoaparte creado por Juan Marsé o la ópera Turandot representada en el Liceu. Además se citan locales como Delicias, Pastís, Barbara-Ann, Razzmatazz… Todas estas referencias no cabe duda de que favorecen que la identificación y la empatía con su discurso sean inmediatas. Creo que está claro que, dentro de unos años, los textos de este disco serán un útil documento para conocer mejor la época que ahora vivimos y, más concretamente, los modos de vida y las costumbres de los barceloneses de a pie.


De su disco de debut “Los 4Señores”(Flor y nata, 2017) rescataron “Susi”, una de las dos canciones propias que contiene el mencionado CD. Y es que en su estreno discográfico llevaron a su terreno clásicos incontestables de Rufus Thomas, Preston “Red” Foster, Leiber & Stoller, Isaac Hayes, Bobby Womack, Tarheel Slim, Willie Dixon, Solomon Burke o Chris Spedding, con traducciones libres al castellano de las letras originales. De una manera u otra, con este proceder dieron continuidad a lo que antaño hicieran grupos predecesores como Los Mustang o Los Salvajes allá en los años sesenta. Como nos dijo Manuel “necesito saber qué canto”.
Con respecto a las grabaciones, Los 4Señores se han decantado por una manera de grabar rápida, orgánica, con el cuarteto al completo en la misma estancia tocando a la vez, sin claqueta, a la manera clásica. Eso les aporta naturalidad, frescura, inmediatez, y un feeling impresionante… Algo ideal para el tipo de canciones que componen.
Rehenes, por el contrario, en sus dos últimos CDs han aprovechado considerablemente las posibilidades de experimentación que les ha brindado el estudio. Por eso mismo han incorporado cuerdas, vientos, coros femeninos y demás instrumentación ecléctica. Esto ha aumentado exponencialmente la riqueza tímbrica y estilística de sus registros sonoros, proporcionando sofisticados vestidos a medida para cada uno de los temas.

Antonio, líder del grupo, aún siendo natural de Balaguer, en los setenta y en los ochenta residió en Barcelona. Y las vivencias de aquellos años de pleno apogeo contracultural le marcaron significativamente. Después de haberse estrenado recientemente en solitario, con dos conciertos a voz y guitarra, Antonio Guillén Pedra volvió al Cafè del Teatre con la banda de su vida. Casualmente, esta formación cumplió el pasado 31 de mayo treinta y tres años de existencia, con una primera etapa comprendida entre 1989 y 1994, un silencio de dieciocho años, y un regreso definitivo a partir de 2012. No está de más remarcar que, lo que han generado creativamente a lo largo de este último decenio, ha sido mucho más relevante que lo que hicieran en sus mitificados años de juventud.





El del Cafè fue el primer concierto de Àlex Martí como batería de Rehenes. Este músico de Castellserà (Urgell) estuvo entre 1996 y 2005 en “Mil y una voces”, grupo punk con el que publicó dos CDs. Además de ejercer como profesor de música, se ha movido profesionalmente en el mundo de las orquestas de baile. Su pegada fuerte y segura combinó de maravilla con el bajo de Miquel Juárez, integrante de la banda desde sus primeros tiempos. Este rockero de pura cepa aporta al directo la parte más desatada y más salvaje, contagiando a los presentes su energía desenfrenada. En contraste, Edu Castillo es el hombre tranquilo, el melómano sensato y eficiente que, con sus intuitivos y refinados fraseos de guitarra, siempre aporta un inestimable valor añadido al sonido final. Y poca presentación necesita el reputado Xavier Monge: pianista, arreglista y docente de extensa, fértil y diversificada trayectoria. Esta destacada figura de nuestro jazz forma parte de Rehenes desde su más tierna juventud. O lo que es lo mismo, desde mucho antes de que fuera dicha destacada figura de nuestro jazz. Teniendo en cuenta lo expuesto aquí arriba, queda claro que Antonio se ha sabido rodear de grandes profesionales y de individuos con innegable pulsión creativa para construir su banda de rock’n’roll. Y, obviamente, esto se nota en directo.

Basaron el repertorio en sus dos discos publicados desde su regreso, “Abismos desordenados”(Khlamor Records, 2013) y “Arañazos bajo la piel”(Khlamor Records, 2019), ambos producidos por Txabi Ábrego. De su álbum publicado en 2019 interpretaron (y reinterpretaron) “Después del incendio”, “Sé que voy a encontrarte”, “Piezas de ajedrez”, “La distancia”, “Arañazos bajo la piel”(para el que esto escribe, su obra cumbre) y “En el desierto”. De su CD de 2013 tocaron “Nacer para perder”, “Miénteme” y “El último tren”. Estas dos últimas piezas fueron las elegidas para el potente bis que dio fin a la velada. De la primera etapa del grupo recuperaron “Cuando sonríes” (incluida en el EP de 1991 “La suerte es esquiva”) y la maqueta de 1990 “Ella sabe esperar”. Comparar estas viejas canciones con lo que actualmente compone Antonio muestra una notable evolución y crecimiento en su capacidad como compositor. También se atrevieron con piezas inéditas, que Antonio grabó el 20 de julio de 2021 en los Smart Mix Studios de Bellcaire d’Urgell bajo el inequívoco título de “Smart Mix Sessions”. De dichas sesiones sonaron “Y esas calles que nunca terminan”, con una parte prácticamente progresiva obra de Xavi y Edu; el medio tiempo con estribillo pegadizo “Los sueños no son verdad” y la desencantada “Lo que pudo ser”.

En fin, aunque por implacable ley de vida el rock’n’roll ya no disfrute de su hegemonía de antaño, resulta muy saludable que algunos de los protagonistas supervivientes de aquella época inquieta y fecunda sigan, entre tres y cuatro décadas más tarde, sirviéndose del estilo que marcó sus vidas para seguir expresándose artísticamente y continuar aportando nuevas obras a tener en cuenta. Y que por muchos años así sea.
Texto y fotografías: Oriol Cárceles
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