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Ashley Campbell: Melodías de ayer para la chica de hoy.

El pasado sábado el Cafè del Teatre sirvió de marco para la presentación por estos lares de la cantante estadounidense Ashley Campbell.

Para la ocasión, Campbell subió al escenario arropada por su guitarra y su banjo y estuvo acompañada durante todo el concierto por el guitarrista y vocalista Thor Jensen.

Por si había dudas entre los presentes, la mayoría ataviados con botas camperas y sombreros al unísono, la actuación de Campbell, nada tuvo que ver con el line dancing y sí mucho con el country intimista y melódico que ya popularizaron hace casi un siglo la Carter Family.

Desde el primer momento, Ashley basó su actuación en canciones forjadas de una melodía y carentes de estribillos pegadizos alejándose del furor del nuevo country que mezcla las raíces del género con los sonidos latinos e incluso con tintes urbanos de hip-hop.

Campbell, en todo momento mostró su destreza con la guitarra y el banjo, cosa que siendo hija de Glenn Campbell era de esperar. Basó su repertorio en canciones de su propia cosecha, alternando éstas con sendas versiones de Dolly Parton, de las cuales «Jolene» la más coreada, «Long Way Home» de Tom Waits, «Eleanor Rigby» de los Fab Four, el «Lovesick Blues» que popularizó Hank Williams e incluso otra compuesta por Townes Van Zandt.

El buen hacer de Thor Jensen fue el complemento perfecto para la de Arizona, ya sea haciendo coros en «I Wan’t», canción que en el último álbum de Ashley interpreta Vince Gill o tocando la guitarra con la que compaginó varios estilos con claras influencias de Merle Travis o lo que ellos llamaron «bluegrass progresivo».

Campbell también deleitó a la audiencia con «Gentle On My Mind», «Galveston» o «Southern Nights» todas ellas llevadas al éxito por su progenitor y sobre todo la propia «Remembering» una emotiva canción dedicada a su padre en la que trata sobre el avanzado estado del Alzheimer, enfermedad que acabó con la vida del genial cantante y guitarrista en el 2017.

Como apunte personal, pude percibir que algunas de sus canciones me recordaran  a «Candle In The Wind» y «Tiny Dancer» de Elton John y según la misma Ashley, no es extraño puesto que es una ferviente admiradora del genio de «Rocket man» y ya lo que me descolocó por completo fue la version de «Chica de ayer» de Nacha Pop que aprendió en la furgoneta durante su gira española en el 2018. Un bonito detalle como broche final.

ANEXO:

Como bien dice mi reverendísimo compañero Guillem Tàrtalo, en el concierto que nos ocupa, ejecutado con incuestionable oficio y suma profesionalidad, intercaló estándares (que presumiblemente forman parte de su imaginario musical desde que fuera un bebé) con cortes de sus dos álbumes publicados hasta la fecha: “The Lonely One”(2018) y “Something Lovely”(2020).

Y como era de esperar, la más joven de la prole de Glenn Campbell se valió de varias canciones de su egregio y distinguido padre. Y es que no se puede obviar que muchos acudían al concierto atraídos por su célebre apellido. 

También entraba dentro de lo previsible que, como hicieran decenas de cantantes antes que ella, interpretara con voz angelical la archiconocida “Jolene” de Dolly Parton, la gran soberana del country. Hasta aquí, todo normal. El primer apunte de heterodoxia llegó con su aproximación a “Eleanor Rigby” de The Beatles. Con las dos guitarras la pareja emuló muy fielmente los arreglos de cuerda frotada de la grabación original del cuarteto de Liverpool.

Pero si esta versión me dejó pasmado y asombrado a partes iguales, ¿qué decir de cómo finalizaron el concierto? Para el último bis, Ashley preguntó a los asistentes que qué canción querían que cantara. Y desde el fondo de la sala se oyó: “¡La chica de ayer!”. En un primer instante pensé que se trataba de la ocurrencia del graciosillo de turno. Pero inenarrable fue mi sorpresa cuando ella contestó entre risas: “I’ll try it”.

Pues sí, una joven de Phoenix (Arizona) criada y educada en la industria musical más potente del planeta y rodeada desde su niñez de toda la aristocracia del country entonó en un casi impecable castellano “Chica de ayer” de Nacha Pop. Me lo dicen y no me lo creo.

Que Ashley se atreviera con esta joya emblemática de la Movida madrileña, más allá de lo pintoresco del hecho, también se podría ver cómo que, a fin de cuentas, la de Antonio Vega fue otra más en el listado de grandes canciones que versionó en el transcurso de la velada.

¿Pero es que éste fue el mejor y más destacable episodio del concierto? Para mí, no. Humildemente me quedo con la canción que ella escribió para su padre, ya enfermo de Alzheimer y que paradójicamente se titula “Remembering”. Por cierto, esta pieza apareció en el documental de 2014 “Glen Campbell: I’ll Be Me” y en 2015, se convirtió en su single de debut.

Desde primera fila pude ver perfectamente cómo los ojos de Ashley se humedecían por la emoción del recuerdo. Más allá de la empatía que pueda yo sentir con la situación, sin lugar a dudas fue el momento más auténtico, más intenso, más a flor de piel y, por supuesto, más conmovedor del recital. Y es que estos minúsculos destellos, casi intangibles, albergan el Arte en mayúsculas.

Crónica: The Reverend Hotfoot Jackson
Anexo: Oriol Cárceles
Fotos: @piratalluciferOriol Cárceles

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