Viernes, veinte de mayo, había juerga y diversión garantizada en el Cafè del Teatre. Han pasado ya unos años desde que Spencer Evoy llegase a Londres y, con una cuadrilla, montase un grupo de alocado rocknroll y elementos de surf y frat. Con cinco álbumes publicados, el grupo actual se compone por el mismo Evoy al saxofón, Ravi Low-Beer como batería, Zig Criscuolo al bajo y, una nueva incorporación a la guitarra: Dan, hijo del mismo bajista, que reemplaza en las seis cuerdas a Alberto Zioli. Éste aún participó en la grabación de su último LP, aparecido hace dos años: Fast Food and Broken Hearts. Justo ayer tocaba presentarlo en Lleida y la ocasión merecía la pena, porque ya se sabe que MFC Chicken ponen el escenario y la pista del revés por allá donde pasan y en Lleida ya hemos vivido esa experiencia: hace seis años estuvieron en la misma sala. Además, varios de sus miembros han venido también con proyectos paralelos: el mismo Evoy tocó también en el Cafè del Teatre con su otro grupo, The Torontos, hará cuatro años, y The Fuzillis, en el que también participan Zig y Dan Criscuolo, padre e hijo, vinieron a la Boite en noviembre de 2019. En ese sentido, se puede decir que tienen a Lleida situada en su mapa de rocknroll. Ha tenido que pasar una pandemia de por medio para que sus miembros vuelvan al Cafè del Teatre otra vez, como MFC Chicken, y las expectativas y la acogida fueron altas: un llenazo absoluto, con toda la parroquia rocker, lo demuestra.





Desde el primer momento el grupo lo dio todo en el escenario y eso se notaba en las primeras filas. Empezaron con Study Hall, que empieza con esa pregunta y respuesta de “What Time Is It? It’s Chicken Time!”, que sirve como advertencia de que va a llegar la locura. Con Alway Always Always, de su nuevo álbum, continuó la fiesta, seguida de KFC Called The Cops On Me. El grupo iba haciendo idas y venidas a otros álbumes anteriores, como hicieron con Voodoo Chicken o White Leather Boots, y a temas instrumentales, como Spy Wail. Nos alegró escuchar Fuck You Me, uno de los mejores temas de su último álbum, en el repertorio, donde demuestran todo su talento, como instrumentistas y como cantante, en el caso de Evoy, aunque Dan también cantó en algunos temas con su juvenil voz, pareciendo un Eddie Cochran renacido. Hacia el final del concierto sonaron temas como Colonel Sanders’ Bastard Son, Goin’ Chicken Crazy o Laundromatic, para acabar con Wine, Women, Rocknroll.




Sobre la puesta en escena, la actitud del grupo y la reacción del público, ¿qué podemos decir? Si algo tienen los grupos de frat rocknroll es saber trasladar todo el salvajismo de su música al público y hacer que los conciertos sean un verdadero show. Los músicos saltaban, bajaban al escenario varias veces o movían sus instrumentos coordinadamente. Por parte del público, había mucha atención y expectación: las primeras filas estaban llenas y cerca de la barra casi no había nadie. No es de extrañar, porque conciertos como estos atraen mucho y el escenario actúa como un imán. Estamos seguros de que cada vez que MFC Chicken pasen por aquí habrá un buen grupo de seguidores de estos alocados pollos para dar guerra.
crónica by @acratacappont // @fuegoenlapistadebaile
photos by @piratallucifer Oriol Cárceles