
El ciclo Curtcircuit 2025 volvió a demostrar anoche en la Sala Cotton de Lleida por qué sigue siendo una de las plataformas más frescas y necesarias del panorama musical catalán. Dos propuestas tan distintas como complementarias —Alavedra y La Élite— convirtieron la velada en una descarga de energía, ironía y actitud punk sin concesiones.













Alavedra: el caos con método
Los barceloneses Alavedra, que ya habían visitado Lleida por primera vez en noviembre de 2022 de la mano de Mayday! Indie en la Sala Manolita —tal como se recoge en la crónica — inauguraron la noche con un set que fue in crescendo desde los primeros acordes de “Chamartín” hasta la catarsis final con “Pase lo que pase” junto a uno de los posteriores partners in crime, Diosito.
Su repertorio, con temas como “Feliz a la Fuerza”, “La Palabra” o “Persona Deconstruida”, reafirmó su fórmula de pop experimental con ADN gamberro, donde el humor absurdo convive con una lucidez crítica sobre lo cotidiano. Canciones de su disco “A La Merda” y trabajos anteriores volvieron a conectar con una audiencia que coreó cada letra entre pogo y sonrisa. Pocas bandas logran ese equilibrio entre desparpajo y mensaje, y Alavedra lo tiene en su naturaleza: imprevisibles, vitales y necesarios.














La Élite: del sótano al estallido global
Lo que vino después fue, directamente, una explosión. La Élite – grupo de synthpunk de Tàrrega formado por Nil y Diosito que celebran diez años de magnífica musical vida – subieron al escenario como quien prende una mecha, y ya desde “Historia Triste” (una versión brutalmente efectiva de Eskorbuto) dejaron claro que lo suyo no es postureo, sino pura electricidad musical.
La banda repasó buena parte de su repertorio —“Nuit Folle”, “Bar de Paco”, “Neo Hippie”, “Gran Noche”, “Transpoitting”— en un crescendo que alcanzó su clímax absoluto con “Bailando”, momento de catarsis colectiva en el que la sala entera vibró al unísono en un eterno pogo.
Tras un cierre incendiario – invasión de campo incluida, perdón de escenario, sic – con “Plan de Mierda”, quedó la sensación de haber asistido a algo más que un concierto: un manifiesto.
Han pasado años desde aquel proyecto espontáneo que empezó una calurosa tarde de agosto de 2015 con 12 latas, que se acaba de reeditar en un fantástico siete pulgadas, o de aquel concierto mítico en Lleida – en el Beat de Cappont – donde un altavoz acabó ardiendo. Hoy, La Élite suma sold-outs en Barcelona y Madrid y se prepara para girar por Berlín o Ciudad de México. Y todo sin perder un ápice de la esencia con la que comenzaron: punk, ironía y resistencia.




Una noche de energía compartida
El público, entregado, confirmó que Curtcircuit sigue siendo un refugio para la música viva, la que no teme el sudor ni la imperfección. Dos propuestas que, desde ángulos distintos, reivindican lo mismo: la libertad creativa y la fuerza del directo como acto político y emocional.
crónica by @ipopfmradio
photos by Carina Santiago @midamideta