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Arde el viernes del polifonik sound

El viernes nos encaminamos hacia la oscense Barbastro para acudir a la XIV edición del Polifonik Sound. Un festival que empezó como una idea entre amigos y que, con el transcurrir de los años, ha tenido una progresión significativa. El crecimiento continúa en esta edición, colgando el letrero de Sold Out y esperando unos 8.000 asistentes entre viernes y sábado para presenciar un cartel de solventes y atractivas propuestas nacionales.

Polifonik Sound 2023 empezó a las 19:30h en 2 ubicaciones diferentes: por un lado Angel Stanich actuaba en las Bodegas Laus, mientras Hola Chica daba el pistolazo de salida a los conciertos dentro del Recinto Ferial de Barbastro, sede principal del Polifonik y en el que se hallan 2 escenarios que llevan nombre de los patrocinadores: Bodega Laus y Fuentes & Roselló, siendo este último el llamado “escenario grande”. Cabe destacar que en ningún momento se solapan conciertos entre los 2 escenarios del recinto.

Como he mencionado anteriormente, Hola Chica abrieron la tarde con su pop electrónico y sus ritmos ora synth-pop ora funky, gracias a un bajo lleno de groove. Presentaron los temas de su LP Marbella y casi al final anunciaron Berlín, una efectiva canción en que por primera se atreven con el castellano dejando a un lado su habitual inglés. Hola Chica ofrecieron un buen concierto de apertura que consiguió aglutinar a bastante público madrugador para presenciar su espectáculo.

A diferencia de otros años de calor abrasador, a esta hora la temperatura era muy agradable lo que, sin duda, contribuyó a que desde primera hora la presencia de público fuese elevada. A ello también ayudó que la siguiente actuación fuese la de El Verbo Odiado. Los oscenses jugaban en casa y repetían en Barbastro después de su primera presencia en 2017. Su indie pop guitarrero brilló en temas como Mediocre; A Punto de fuga; Faro o Nada que celebrar y en la esperada versión del fantástico Línea 1 de Los Planetas, a la que envuelven de guitarras saturadas. La emotividad de su actuación convenció claramente a un grupo de fans que no cesaron de cantar y bailar sus canciones, aunque también hay que decir que una cierta reiteración en sus temas, dejaron un tanto fríos al resto de asistentes.

Al finalizar la actuación de El Verbo Odiado, giro hacia el escenario principal (Fuentes & Rosselló) para ver a La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La MODA) y me doy de bruces con la primera muestra de la expectación despertada por el grupo burgalés: bastantes minutos antes de empezar, el espacio habilitado está abarrotado de público impaciente para ver el concierto.

Desde su formación en 2011, la repercusión y popularidad de La Maravillosa Orquesta del Alcohol ha ido creciendo de forma imparable, siendo actualmente uno de los nombres más destacados de la escena nacional. Buena prueba de ello es el gran número de camisetas con el lema “Héroes del Sábado” que se veían circular por el recinto. Desde el momento en que los músicos pusieron el pie en el escenario el público se entregó por completo a sus ritmos contagiosos y no dejó de cantar y bailar sus canciones pop-folk reivindicativas, con incursiones en el country e incluso el blues, convirtiendo en himnos piezas como 1932 o PRMVR entre otros temas coreados por los asistentes.

La Maravillosa Orquesta del Alcohol acabaron su actuación por todo lo alto con, ¿cómo no?, Héroes del Sábado y Mañana voy a Burgos y se despidieron bailando encima del escenario con el irresistible Tubthumping de Chumbawamba.

Mientras riadas de gente se dirigía a las barras y food trucks para reponer fuerzas, me dirijo hacia el escenario Bodega Laus para ver una de las constantes que siempre ofrece el Polifonik: propuestas muy interesantes que todavía no tienen una gran repercusión y de las que podemos disfrutar a escasos metros. En esta ocasión, mi interés estaba puesto en la actuación de Brigitte Laverne, en mi modesta opinión uno de los grandes atractivos de la jornada gracias a su synth-pop que últimamente ha adquirido tonalidades dance. Brigitte salió a escena acompañada de unos competentes y convincentes bajo y guitarra que enriquecen su directo. Tras lidiar con unos iniciales problemas con el sonido, no tardó en ganarse al público gracias a temas como Te crees muy eterno (en mi opinión, una de las mejores canciones nacionales de los últimos años); Si tú te vas -versión de Diamante Negro llevada a su terreno; Can’t take it no more; Por ti; Lo Siento con su base la base reggaetonera y ya que menciono a la bicha, la encantadora versión de Si Veo a Tu Mamá de Bad Bunny, cerrando su actuación con la encantadora Mala Copa. La barcelonesa Brigitte Laverne ofreció un concierto muy disfrutable, convenciendo a los asistentes y ganando adeptos al dejar un excelente sabor de boca y los aplausos recibidos fueron buena muestra de ello. Sin duda, el concierto tapado del día y un gran acierto de los programadores del Polifonik.

Vuelta hacia el escenario grande (Fuentes & Rosselló) para enlazar 3 de los conciertos más esperados: los referenciales Sidonie, los pujantes Arde Bogotá y el fervor indie de Niña Polaca.

A estas alturas, y desde hace mucho tiempo, Sidonie son una apuesta segura: a la tremenda colección de canciones brillantes que poseen le suman un dominio escénico apabullante. Además, están en muy buena forma, igual motivados por su nuevo y vitalista single Cedé. El concierto fue un karaoke incesante, participado por un público entusiasta desde el primer momento gracias a piezas como El Peor Grupo del Mundo, El Bosque, El Incendio, Un Día de Mierda (con Marc haciendo equilibrios por encima de la barra), Es Maravilloso o Carreteras Infinitas. Finalizando su turno con la entusiasta Estáis Aquí que dejó al público con una sonrisa en la boca.

También tuvieron tiempo de probar una, creo, canción inédita: No Salgo Más en la que contaron con la ayuda de Surma de Niña Polaca. Marc, Axel y Jes, Sidonie, dieron otro concierto estupendo en que el público disfrutó muchísimo, como tantas otras veces con ellos, ya que por algo son un referente indispensable en nuestra escena.

Tras el corto descanso para acondicionar el escenario, le toca el turno a Arde Bogotá. La popularidad del cuarteto cartagenero ha crecido espectacularmente en los últimos meses y tienen una agenda de festivales realmente cargada.

El inicio con la apabullante Los Perros consiguió atrapar al público desde el primer momento. Cabe destacar la seguridad y confianza de Arde Bogotá en su repertorio al iniciar el concierto con uno de sus temas más destacados en lugar de, como es habitual, reservarla para el subidón final. Aunque este tipo de apuestas son más sencillas si se tiene un arsenal de canciones como Abajo (tema que abre su primer LP, La noche); Besos y Animales; El Beso o Qué vida tan dura. Canciones que protagonizaron el bloque inicial del concierto y que llevaron fácilmente al público al terreno de los murcianos.

Con un Antonio García ejerciendo de hipnótico maestro de ceremonias, Arde Bogotá seguían regalando canciones como Millennial, Cowboys de la A3 (que da título a su último álbum), La Salvación o la efervescente Virtud y Castigo, con sus coros irresistibles. En la parte final de un concierto que se hizo corto, y ante el entusiasmo de un público tan convencido como entregado, enlazaron temas como Escorpio y Sagitario, Todos mis amigos están tristes, Exoplaneta y cerraron con uno de sus temas más antiguos: la espectacular Antiaéreo, rescatada al igual que Virtud y Castigo de su EP inicial de 2020, El Tiempo y la Actitud.

Con su arrebatador y convincente directo gracias a un sonido poderoso, una interpretación tan apasionada como arrolladora y un frontman formidable, Arde Bogotá dinamitan cualquier duda que pueda surgir de la escucha de sus discos de estudio, demostrando que es un grupo que ha llegado para instalarse por mucho tiempo en la cúspide del “indie” nacional.

Sin movernos del escenario principal y rodeado de gente, miré el reloj (bueno, el móvil que hace años que no llevo reloj) y eran y las tres pasadas de la madrugada. Cinco minutos escasos para empezar el concierto más esperado por mí de la jornada: Niña Polaca. A pesar de la intempestiva hora, el recinto del Polifonik seguía lleno de gente y los madrileños iban a disfrutar de una más que satisfactoria presencia de gente.

Con total puntualidad, los cinco integrantes de Niña Polaca subieron al escenario. Como es sabido, tras la definitiva ausencia de Sandra, ahora la formación se configura con los iniciales Surma, Beto y Kobbe más la incorporación de Claudia y Rubén, integrantes también de Muro María. La expectación era importante por la presencia de una de las bandas más renombradas del indie underground y que no se prodigan demasiado por estos lares.

Empezaron con uno de sus temas más antiguos, Máster en Imbécil, seguido de uno de los más recientes Lo que yo te he querido (pretérito perfecto). 2 canciones tan dispares en el tiempo, pero con un denominador común: las primeras filas -muy jóvenes- se sabían totalmente las letras y las cantaban enfervorizadamente. Con la siguiente, la magnífica Ivona (voy a decirle a mi madre que la quiero) se formó un formidable pogo que tuvo continuidad hasta el final del concierto. Repito, en la tercera canción ya empezaron los pogos desenfrenados, tal eran las ganas y entregas del público. El grupo, encantado, siguió con 2 de sus últimos singles: Travieso y Daniel el Canallita. Tras ellas las enérgicas Mary the Queen y Pinta Malasaña y la emocionante San Francisco el Grande en la que Surma se lució con una interpretación vibrante.

Con La Muerte de Mufasa y Joaquin Phoenix las revoluciones y los pogos volvieron a incrementarse, llegando a la parte final del concierto con Mucho Tiempo Contigo, Nora (una canción formidable, con una espectacular interpretación en directo cantada a coro con absolutamente todo el público allí congregado. Piel de gallina al vivirlo) y la frenética Madrid sin ti con las primeras filas saltando sin parar durante toda su duración. Y cuando pensábamos que el concierto había finalizado, aún les dio tiempo a tocar Pdr Snchz a toda velocidad. Significativas eran las caras de satisfacción tanto de la banda como del público. Niña Polaca triunfaron por todo lo alto con un concierto tan divertido como exigente para las primeras filas, sin que a nadie le importase haber superado con creces las cuatro de la madrugada. Tras Niña Polaca y para cerrar el primer día del Polifonik Sound, se dio paso a uno de los Dj más solventes de la escena nacional Maadraassoo, que hizo bailar sin cesar con su exquisita sesión electrónica dance a los valientes que aguantaron, incansables, hasta la hora de cierre del festival. Aunque he de reconocer que yo retiré un poco antes que al día siguiente empezábamos el segundo día del festival con el vermut a medio día en el Paseo del Coso.

crónica by @jordiarti
photos by @vio.camara & Oriol Cárceles – @piratallucifer

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