En la discoteca personal del que firma el artículo lucen dos discos de vinilo que resisten excelentemente al inevitable paso del tiempo y, dicho sea de paso, recuerdan la juventud en la que mezclar pop, con variados ritmos, no despertaba ningún tipo de prejuicio. Obvio por el título de la crónica que se trata de dos álbumes de la extinta banda, con nombre de organización anarquista, Mano Negra de la cual Manu Chao era frontman y guitarra.
Ayer, pues en la Sala Cotton de Lleida – con sold out y público hasta la bandera -, servidor tenía una cita ineludible con su pasado y también debía saldar la deuda, pues tras la disolución de la banda nunca me despertó el mismo interés, con un músico al que se le debe el honor de ser uno de los fundadores del mestizaje musical moderno.
Y sinceramente el formato escogido para el aquelarre musical era el ideal: el parisino Manu estuvo acompañado del guitarrista argentino Lucky Salvadori y el gallego percusionista Miguel Rumbao, en un concierto que duró aproximadamente dos horas y que como spoiler diremos que mantuvo al respetable on fire des del primer loop de sirena de policía que advirtió la entrada en escena del trío.





Así pues, arrancó con su mundo al revés mezclando y agitando al personal, fragmentos de canciones como Me gustas Tú se entrelazaban con Me Llaman Calle, y como un disc-jockey decidía como y cuando romper y rasgar para saltar a La Vida Tómbola y mezclarla con Próxima Estación Esperanza o algún fragmento de Clandestino.
Rompe y rasca a las guitarras, con sabor a rumba y ritmos sincopados, en un mundo donde la energía y compromiso de Manu queda más que patente creando un concierto muy poco al uso. La compenetración con Lucky Salvadori era más que evidente – pasados los años desde que se conocieron en la costera colombina playa de Costeño Beach – y todo aderezado con el ritmo percutivo de Miguel Rumbao.
Todo Llegará y Desaparecido sonaban desenfrenadas. El tren se fue se entrelazaba con las anteriores para acabar con un coreadísimo éxito: Mala Vida y que empezó a despertar la nostalgia en servidor. El hit servía para ir mezclándolo con Vivir Sin Ti o La Despedida. Sin innecesario discurso entre canción y canción, con la fuerza de quien se sabe valedor – y líder mesiánico – del discurso social y reivindicativo, llevaba al éxtasis al público sin esfuerzo alguno.
















Mentira como antesala de King of the Bongo y así continuar la mezcladora, o apisonadora que representó Je ne t’aime Plus o Clandestino. Tras loop (porque se repitió hasta el hastío) y baile generalizado, volvieron al escenario para finalizar el concierto con celebrada bienvenida a Tijuana – Welcome to Tijuana – y el Viento, cerrando con nota un concierto apto para los fans del músico y breve para los nostálgicos de la banda que lo encumbró en el mestizo mundo musical en la década de los noventa.
crónica by @ipopfmradio
photos by Oriol Cárceles – @piratallucifer