La Espiral es una canción perfecta, sencilla y directa que, en apenas tres minutos treinta, te hace entrar en un bucle, tener ganas de saltar encima de la cama y olvidarte de todo. La perfecta mezcolanza entre la tradición más pop y el punk más teenager.

En «La Espiral» utilizan su discurso de underdogs, de chiques rares, de perdedores, de nihilistas de bolsillo. Irene canta a escapar a la madurez y en ese canto entra en una reflexión «porque yo lo que quiero hacer, aunque no lo quieran ver, es entrar en una espiral de autodestrucción y acabar fatal. Avergonzarme de mi misma, sería tan guay si tuviera carisma«. Y repetirlo, taladrando tu cabeza ad infinitum.
En realidad «La Espiral» era un descarte y aún no entendemos el por qué, pero el dúo, formado por Diego e Irene, vio cómo la gente reaccionaba al tema en directo y decidieron darle otra forma.
Ahora, el dúo suena como una banda completa, una apisonadora y tal es la destrucción a su paso que, en su último concierto, la gente pidió el tema, de nuevo, nada más lo acabaron de tocar.
¿Queréis comparaciones? Pues dadle a la trituradora porque aquí tenemos a Airbag, Los Ginkas, Las Chinas, Zombies, TCR, Comet Gain, Los Urogallos, Cariño, Los Fresones Rebeldes,… pero sobre todo canciones de levantar el puño y dejarlo en alto hasta que acabe en un abrazo colectivo con tus amigos. Viva el pogo de dormitorio hasta que la nueva normalidad nos deje tocarnos, saltar, sudar, aullar y bailar, hasta el final de nuestros días, este temazo de los Malamute.
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