Como ya os avanzamos en la previa, esta semana tenía lugar el Ponent Roots, el festival de música negra, que desde la pasada edición se celebra en enero. A lo largo de sus 13 ediciones, Uri y Edu, los impulsores del Ponent Roots, han traído la diversión y la cultura (porque el festival no solo trata de conciertos: hay presentaciones de libros, mesas redondas…) a Lleida y sus alrededores.
El martes 14 comenzó el festival con el pase del documental de Jep Jorba «Posa una big band a la teva vida», sobre The Gramophone Allstars, una de las bandas referentes de ska y jazz a nivel catalán e internacional, con motivo de los diez años de la publicación de su álbum Jazzmaica. El acto contó con la presencia del saxofonista Genís Bou, miembro del grupo. Lamentablemente, no pudimos asistir, así que nos quedamos con las ganas de ver el documental y de escuchar las historias de Genís. Habrá más ocasiones, esperamos.
Donde sí pudimos estar fue en la Cotton el viernes 17. Quien conozca el Ponent Roots
ya sabe que el plato fuerte es ese día en la sala de las afueras de Lleida. Eran más o
menos las diez y media cuando empezó el espectáculo. La encargada de abrirlo fue
Rowsi, cantante y pinchadiscos, que hace unos tres años empezó a publicar singles. A
los platos también estaban Ital Skol, un colectivo de coleccionistas y selectores
musicales de Sarrià, del cual forma parte la misma Rowsi. Con su puñado de single
demuestra que tiene un estilo de reggae y dub compacto, una voz maravillosa y una
carrera prometedora. Canciones como su primer single, Ja m’ha passat, o Carta de
presentació, su última y pegadiza canción, aparecida este mismo año, animaron al
público de la Cotton desde el primer momento. La misma Rowsi dio la bienvenida al
Ponent Roots y saludó a la ciudad de Lleida. La gente se concentró en medio de la pista,
alrededor de los pinchadiscos, bailando y pasándolo en grande. No era para menos.


A continuación, le tocó el turno a las cabezas de cartel, las Testarudes, un gran grupo, con sección de vientos y todo, enteramente femenino, que llevan unos dos años en activo y consiguen ya arrastrar a sus muchos devotos allá adónde van. Comenzaron con un animadísimo Wings of Dove de Prince Buster, para gastar zapatilla desde el minuto uno, seguida de Donna de los Blues Busters, uno de nuestros conjuntos musicales de referencia en lo que a sonidos jamaicanos se refiere. Tras ello, Núria Pino, la cantante, anunció que tenían por primera vez copias de su primer LP, por lo que tocaron una canción de éste, aparecido como single hace poco, Vull uns mocasins.
Prosiguieron con unas cuántas versiones más allá, entre ellas una de Marcia Griffiths, hasta que Júlia Soler, la trombonista, hizo una intervención hablando de su tierra, el Priorat, y haciendo una comparación con Ponent, por sus similitudes. Por ello, se lanzaron con otro de sus temas originales, Terra de secà. Después, invitaron a subirse al escenario a l’Home Llop para cantar Jamaica Ska, que animó sumamente al público.
Con My Boy Lollipop el suelo de la Cotton parecía arder, con tanto movimiento.
Al poco rato, Núria, presentó a la banda. Tanto entonces como durante el concierto, todas sus miembros mostraron sus dotes y su talento. También Testarudes dejaron ver su lado más reivindicativo al grito de la única iglesia que ilumina es la que arde, tras la cual tocaron una canción que era un alegato anticatólico. No obstante, todo lo bueno se acaba y con temas como Simmer Down, Dance Wid’ Me y Sugar Sugar, el concierto se fue terminando. Eso sí, pudimos ver a lo largo de todo ese rato al público darlo absolutamente todo. Queda claro que Testarudes se han convertido en uno de los principales reclamos para el público y la escena jamaicana.














Completaban la noche la Sra. Tomassa en formato dj live set. Este grupo barcelonés,formado en 2012, mezcla en su estilo ritmos jamaicanos, urbanos y electrónicos y ha estado presente en muchos festivales y fiestas mayores, lo que le ha granjeado un alto número de seguidores. Armados de tablas de sonido y percusiones, los de Barcelona arrasaron con su enérgico sonido, marcadamente latino. El público estaba fuera de sí en la mayor parte del concierto. No pudieron faltar exitazos suyos como Canto para mi pueblo y Sepa mi gente, además de canciones de su último álbum, publicado el año
pasado 1040.




Tras las actuaciones, volvieron a los platos Ital Skol con Rowsi para poner música y hacer bailar a los asistentes hasta altas horas de la noche, como cada año consigue este festival, que es ya una institución en la ciudad.
Sin embargo, el Ponent Roots no acababa en la Cotton. Al día siguiente, sábado por la mañana, los valientes que quedaban en pie pudieron disfrutar de una buena sesión de pincha discos de música negra con The Neighbour, en el bar Hoppers de Cappont. Gerard Fernàndez, dj de la escena barcelonesa, amenizó el mediodía con una muy buena selección de reggae y música latina, mientras, entre cervezas y vermuts, la gente se despedía del Ponent Roots un año más.
crónica @acratacappont – @fuegobaile
photos by @piratallucifer – Oriol Cárceles