Los conciertos entre semana son un fenómeno de lo más interesante: las intensas giras internacionales de artistas de lugares remotos hacen que a veces toque en tu pequeña ciudad algún grupo reputado casi por sorpresa cuando no lo esperabas, lo que consigue atraer a toda la parroquia habitual, aunque sea un martes cualquiera, por ejemplo. Pues eso fue justamente lo que pasó este miércoles 8 de noviembre en el Cafè del Teatre ya que por su escenario pasaba Guitar Wolf, grupo de rocknroll y punk japonés en activo desde finales de los ochenta. No es habitual el paso de grupos del Extremo Oriente en nuestra ciudad. Si a eso le sumamos la presencia de los Walking Dicks de teloneros, hace que el plan para el miércoles pase a ser un inexcusable.

Cuando entramos, los de Lleida estaban empezando con Nitro, para seguir con una Noche de acción y Aullidos… y es que las dos bandas que tocaban esa noche tienen el lobo como dibujo en su escudo. No podían faltar temas ya habituales en su repertorio desde hace años, como Fuego y la rocknrollera Saiton Ville, anunciada por Issi de manera efusiva y una de sus canciones populares. Echamos en falta, tal vez, Mil maneras de morir, que se quedó fuera y solía ser otra de las imprescindibles de su setlist.

Sin duda alguna, Walking Dicks es una banda muy querida y apreciada por el público de Lleida. Sus pocas actuaciones despiertan siempre expectativas, ya que es una demostración de rocknroll y fiesta asegurados. Por ello, desde el inicio ya había gente animada. Poco después sonaban temas como Gasolina o Fe. Su actuación parecía ya concluir cuando tocaron Camina o Revienta, para acabar –ya definitivamente- con Regreso a casa, que el cantante dedicó a su compañero canino, que le había dejado el viernes anterior.

Tras una pausa, Guitar Wolf subieron al escenario. Seiji, guitarrista y cantante, único miembro original de la formación, y Gotz, bajista, mostraron sendas cervezas al público, que repitió el gesto, para llevárselas después a la boca y bebérselas de un trago, lo que nos dio una imagen de lo que iba a ser el concierto: un gran show, músicos asalvajados y rocknroll en vena. No obstante, antes de lanzarse con su primer tema, bajista y guitarra aullaron durante un par de minutos entre rasguidos de guitarra y el sonido de la batería de Shingo, miembro más joven de la banda, que se incorporó al grupo el año pasado, tras la marcha de Toru, que había formado parte de Guitar Wolf desde inicios de los noventa.

Podríamos escribir y escribir sobre todo la hora y media de actuación de los nipones, pero se podría resumir en una palabra: descontrol. Guitar Wolf, con un estilo de punk rocknroll, a lo Ramones, pero con un sonido de batería más potente, enloqueció al público que había acudido a ver el concierto. Desde el primer momento las primeras filas estaban ya llenas, al fondo en la barra casi no había nadie y la agitación fue in crescendo durante el concierto. Y no es para menos: tras unos gestos que indicaban a los asistentes que se agruparan, Gotz saltó del escenario con el micrófono en la boca. El público lo llevó en volandas y acabó sujetándose a una columna cabeza para abajo. Las sacudidas de los asistentes al bailar se convirtieron en pogos con la acelerada versión del Summertime Blues de Eddie Cochran. Guita Wolf sonaban a los Ramones, pero también a los Trashmen, los Cramps, el garaje de los sesenta, todo pasado por una túrmix y una subida de decibelios.

Hacia el final del concierto, invitaron a subir a Gisela, una de las personas que pilota el Cafè del Teatre, al escenario y Seiji le dio su guitarra para que tocase, mientras él cantaba. Tras ello, Gisela saltó hacia el público y poco después lo hacía el mismo Seiji, que pese a ser un músico ya veterano, se mostró en plena forma. No obstante, al concierto ya le quedaba poco, pero no se puede negar que el numeroso público –sobre todo si tenemos en cuenta que era entre semana- se lo pasó en grande ante tal auténtico desfase. Nosotros nos volvimos a casa con un miércoles que nos dejaba un resabio a un fin de semana de rocknroll y diversión.

crònica @acratacappont – @fuegobaile
photos Oriol Cárceles – @piratallucifer